El Obispo diocesano presidió la misa exequial en Niquitao
Vicaría diocesana para las comunicaciones
El pasado jueves se realizaron las exequias de la señora María Teresa León de Quintero, madre del presbítero José Humberto Quintero León y tía del padre Julio Cesar León Valero, oriundos de Niquitao. A las 3 y 30 de la tarde el obispo diocesano, Monseñor José Trinidad Fernández, presidió la solemne eucaristía exequial acompañado por doce sacerdotes y un grupo de seminaristas mayores. Los familiares de la difunta, así como una nutrida representación de la comunidad niquitaense participaron en los oficios religiosos que se celebraron en el templo parroquial San Bernabé de Niquitao.
Monseñor Trino expresó al padre José Humberto y a su hermana allí presente, así como a los demás familiares de María Teresa, sus palabras de condolencia y cercanía. Inspirándose en el signo de la cruz, el pastor diocesano hizo la reflexión homilética sobre la realidad dolorosa de la muerte. Señaló que la Cruz de Jesucristo, símbolo de dolor y de un aparente fracaso, se ha convertido también en señal de esperanza porque la muerte y el mal han sido vencidas en el acto salvífico que realizó nuestro Señor Jesucristo, muerto y resucitado por nuestra salvación. “La cruz es para el pueblo creyente el gran signo de esperanza; y también para nosotros los sacerdotes que atravesamos esas experiencias de dolor como todo creyente; contemplamos la muerte desde la contemplación de la cruz del Señor. Por ello permanecemos en Dios, en su amor real y así vislumbramos desde la fe que la muerte no es el fracaso total, que ella tiene su sentido como parte de nuestra historia de salvación. De allí que en Jesucristo tenemos cifrada nuestra esperanza” dijo el obispo diocesano.
Exequias de de la señora María Teresa León de Quintero, madre del Pbro. José humberto Quintero León
Finalizada la Santa Misa se procedió a la lectura de acuerdos y notas de condolencias por parte de la diócesis y de la comunidad parroquial. En los testimonios destacó la fructífera vida familiar y eclesiástica de la señora María Teresa, durante su infancia, juventud y adultez. Proveniente de un hogar católico practicante, perteneció a la Cofradía del Santísimo Sacramento, Renovación Carismática y otros movimientos de apostolado. En la escuela local prestó por muchos años el servicio como ecónoma del comedor escolar. Se granjeó la estima de sus coterráneos y de las comunidades donde residió en compañía de su hijo sacerdote. La diócesis acordó que se ofrezcan sufragios por su eterno descanso en los templos y capillas del territorio eclesiástico.
También el padre José Humberto tomó la palabra, en nombre de su familia, para testimoniar la gratitud al Señor por la vida de su querida madre. Aprovechó para dar gracias al obispo y sacerdotes por su fraternal compañía, así como a las comunidades y amigos que se habían hecho presentes en la liturgia exequial. Así mismo, invitó al novenario de oraciones que se realizará tanto en la casa familiar como en el templo.
La eucaristía culminó a las cinco de la tarde acompañada por una persistente lluvia que hacía presente el típico clima frío de Niquitao. Después del responso final y la bendición impartida por el obispo diocesano,
Los sacerdotes trasladaron en hombros el féretro hasta la entrada del templo.
Los restos mortales fueron sepultados en el cementerio de la localidad.
La señora María Teresa estaba residenciada junto a su hijo en la parroquia Jesús Obrero de Valera (Barrio el Milagro y Bella Vista). Falleció rodeada del calor y afecto familiar, el martes 08 de agosto en horas de la noche. Fue velada en el templo parroquial durante el día y la noche del miércoles.
Allí se hicieron presentes amigos de la familia y presbíteros para elevar sus oraciones al Todopoderoso. Los sacerdotes de la zona pastoral San Juan Bautista de Valera celebraron una eucaristía de cuerpo presente el día miércoles en horas de la tarde. A las nueve de la mañana del día jueves se hizo la Santa Misa con la comunidad parroquial Jesús Obrero y amigos de la familia en el templo, para luego trasladar los restos mortales hacia la población de Niquitao donde se llevó a cabo la misa exequial y la sepultura.
