Monseñor Oswaldo Azuaje presidió la Eucaristía de toma de posesión del nuevo párroco de Pampanito, el padre José Luis Nava
Pasadas las 5:30 de la tarde del sábado 12 de septiembre se dio inicio a la Eucaristía presidida por monseñor Oswaldo Azuaje Pérez, obispo de Trujillo y en la que el Pbro. José Luis Nava tomó posesión de su nueva parroquia, San Juan Bautista de Pampanito. Inmediatamente después del saludo del Obispo a la reducida asamblea, el padre Francesco Gil hizo lectura del nombramiento al nuevo párroco. También se leyó el nombramiento del nuevo vicario parroquial, Pbro. Gonzalo Valecillos.
En su homilía, monseñor Oswaldo saludó al pequeño grupo de fieles de Pampanito quienes fueron elegidos para representar a la gran comunidad debido a la pandemia del covid-19; les indicó que se convertían en testigos de un momento histórico al recibir a un nuevo párroco y que debían agradecer a Dios por haberlos bendecido durante tanto tiempo con un buen pastor para construir Iglesia, casa y escuela de comunión. Manifestó que para continuar esa tarea ahora se designa al padre José Luis Nava, quien además es el vicario episcopal para la pastoral diocesana. Saludó, el Sr. Obispo, a los fieles quienes vinieron con el padre Nava desde Mendoza Fría. Resaltó el pastor diocesano que al padre José Luis le acompañará en la evangelización el padre Gonzalo Valecillos, con la firme esperanza de que desde la parroquia madre de Pampanito surja alguna otra para la mejor atención pastoral del pueblo de Dios.
“Del padre Gustavo se dicen cosas hermosas con un testimonio largo porque el padre estuvo durante un largo tiempo desempeñando su labor en este su primer amor que él recordará siempre. El padre Gustavo estará en adelante al frente de la sede del obispo, la Iglesia Catedral. Oren para que pueda ejercer de buena manera esta tarea”, continuó diciendo Mons. Azuaje durante su exhortación. Expresó que “se espera que los frutos hayan sido y sigan siendo muy buenos. Los buenos frutos son para aprovecharlos, aprovechando también la semilla de manera que esta sirva para ir dando nueva vida. La palabra de Dios nos dice todo: somos Iglesia y se espera de los hijos de la Iglesia que vivan unidos en torno a aquella misma realidad que se expresa en la Eucaristía; quien se alimenta de la Eucaristía no puede lanzarse por malos caminos. El sacrificio Eucarístico que se ofrece es la verdadera adoración al verdadero Dios. Ser Iglesia es ser eucarísticos y participar del Cuerpo y la Sangre del Señor es dar buenos frutos en comunión, guiados por buenos pastores haciéndose, los miembros de la comunidad cristiana, compañeros de camino del sacerdote”.
Describió el obispo de Trujillo a la parroquia de Pampanito como una comunidad muy dinámica, mencionando a algunos de los muchos movimientos que hacen vida activa en la labor pastoral y les recordó que su labor es imbuir en el fondo del corazón el nombre de Cristo ante quien todos deben doblar la rodilla para hacerse como Él.
Hizo, además, una especial mención de los que salieron del pueblo y se fueron a otros países: “oremos por los que se han ido, con la esperanza de que vuelvan y que además vengan tiempos mejores para Venezuela; que sea un mejor país de lo que antes fue. De cara a ese futuro anhelado la evangelización es un deber. Como decía San Pablo: ¡Ay de mí si no evangelizara! Queda mucha gente buena en Venezuela. Es mayor la presencia del Señor en el corazón de la mayoría de los venezolanos. La comunidad de Pampanito puede ayudar en la renovación de esta realidad”, sentenció. “Gracias padre José Luis por haber aceptado venir y gracias padre Gustavo por todo lo que has hecho por esta parroquia y por la Diócesis en general trabajando codo a codo conmigo” dijo a los presbíteros en tono paternal. Concluyó la homilía invocando la protección de la Santísima Virgen: “Que nunca nos alejemos de la madre del buen pastor, María santísima”.
«Queda mucha gente buena en Venezuela. Es mayor la presencia del Señor en el corazón de la mayoría de los venezolanos. La comunidad de Pampanito puede ayudar en la renovación de esta realidad”
Un miembro de la Iglesia parroquial, en representación de todos, dio la bienvenida al padre Nava dando gracias a Dios por sus dones sagrados, por el don de la Eucaristía y por el don del sacerdocio, recordando que el sacerdote es un compañero que conduce a la Iglesia por el camino que indica el Señor. Como un deseo se expresó: “que el padre José Luis pueda vivir entre nosotros como cristiano, padre y amigo de todos. Que la Virgen María y San Juan Bautista lo bendigan. Le damos la bienvenida con este aplauso…” De inmediato se escucharon los aplausos en el templo.
Una de las personas venidas desde Mendoza Fría también dirigió sus palabras en representación de sus parroquianos: “Damos gracias a Dios por habernos permitido la compañía de un sacerdote con mucha sabiduría. Padre José Luis, que el Señor le acompañe en este caminar. Todos esos momentos que compartimos juntos lo llevaremos en nuestros corazones. Padre José Luis Nava, Dios lo bendiga siempre”. Culminaron dedicando un canto al padre Nava.
El párroco saliente, Gustavo Godoy, agradeció en nombre de su familia y en el suyo propio al pueblo de Pampanito por su cariño. “Lo más hermoso es haber encontrado entre ustedes el don de la amistad. Padre José Luis, tiene usted una Parroquia muy dinámica. Oro por ti para que tengas muchos éxitos”, dijo.
El nuevo párroco, padre José Luis Nava saludó a monseñor Oswaldo, a los presbíteros de la zona de Trujillo, a los miembros de los grupos de apostolado de Pampanito y a quienes le acompañaron desde Mendoza fría. Dirigiéndose a los fieles de su nueva parroquia dijo: “Nos toca pasar haciendo camino y nos toca acompañarnos; que podamos caminar juntos, adaptándonos a las nuevas circunstancias sin dejar de orar y de servir a los hermanos”.
Concluyó Mons. Oswaldo Azuaje la celebración con un llamado apremiante: ¡Salgamos con un corazón lleno de mucho amor y con el deseo de construir la Iglesia de Cristo a nuestro paso!