Vicaría Diocesana para las Comunicaciones Sociales
En la Casa de Retiros San Juan Pablo II de El Alto de Escuque se efectuó una convivencia bastante llamativa. Por vez primera varias de las congregaciones femeninas que hacen vida activa en la diócesis planificaron y llevaron a cabo una convivencia inter congregacional, un encuentro de discernimiento vocacional para chicas. La actividad se realizó desde el martes 22 al jueves 24 de agosto.
Aunque en la diócesis se han coordinado diversas convivencias vocacionales tanto para chicas como para chicos y también encuentros mixtos, en esta ocasión la particularidad está en que las diversas congregaciones femeninas se organizaron para brindar un espacio y tiempo para que las jóvenes tuvieran la oportunidad de reflexionar sobre el discernimiento vocacional conociendo testimonios de las vocaciones al matrimonio, vida consagrada y soltería. Pero también porque las comunidades religiosas se hicieron presentes con alguna de sus integrantes para presentar el carisma de cada una: Hermanas de la Caridad de Santa Ana (Madre Rafols), Instituto Hijas de María Auxiliadora (Salesianas), Hermanas de la Providencia Rosminiana, Misioneras de Cristo Mediador, Monasterio Sagrado Corazón de Jesús (Madres Carmelitas Descalzas) y Comunidad de Vida Consagrada Diocesana Divina Misericordia. Igualmente, hubo representación de mujeres que viven su vocación como “vírgenes consagradas”.
Cuarenta y ocho jóvenes provenientes de La Quebrada, Valera, Trujillo, Isnotú, Sabana Libre y otras comunidades participaron en la convivencia. En un ambiente de recogimiento y oración tuvieron la oportunidad de escuchar las presentaciones y charlas de diversas personas pertenecientes a la vida consagrada, matrimonial o con alguna especialidad en áreas de interés como la psicología.
“Cuando se sigue la vocación todo se hace con amor” fue el lema de este encuentro de discernimiento. La hermana María Guadalupe Vargas, de las Religiosas Misioneras de Cristo Mediador, indicó que el evento fue muy satisfactorio sobre todo porque las muchachas que respondieron a la invitación pusieron mucho empeño en realizar y aprovechar la convivencia. “Además de las charlas y testimonios hubo momentos para la oración, las confesiones, la Santa Misa y por supuesto el sano y alegre compartir entre las participantes y religiosas allí presentes. Debemos agradecer la generosidad de las religiosas rosminianas quienes apoyaron con su casa, su tiempo y dedicación para que esta convivencia fuera una realidad” indicó la hermana Guadalupe.