Vicaría diocesana para las comunicaciones.
Desde el jueves 9 al domingo 13 del presente mes se llevó a cabo el Encuentro Nacional de Diáconos Permanentes en el Seminario Sagrado Corazón de Jesús de Trujillo. El evento contó con la presencia de los obispos Carlos Márquez y José Trinidad Fernández, así como del presbítero Alexis Piña Subsecretario del Centro para ministros Ordenados, y Vida Consagrada (uno de los departamentos de la Conferencia Episcopal Venezolana). Por la diócesis de Trujillo, anfitriona del evento, estuvo el padre José Gregorio Ángel. Participaron 52 diáconos provenientes de las siguientes arquidiócesis y diócesis: Caracas, Barquisimeto, La Guaira, Margarita, San Fernando de Apure, Barinas y Trujillo; y junto a ellos 25 esposas que los acompañaron en esta fructífera jornada.
Los espacios de la Casa de Convivencias Monseñor Camargo, en el Seminario de Trujillo, albergaron a los participantes del XXIII encuentro nacional quienes desarrollaron un extenso programa que incluyó: eucaristía, oraciones comunitarias, conferencias, reflexiones grupales, mesas de trabajo, plenarias, actos culturales y visitas al Monumento a la Paz y al Santuario de Isnotú.
La eucaristía de apertura, celebrada el jueves a las 6:00 p.m. fue presidida por Monseñor José Trinidad Fernández Angulo y concelebrada por Monseñor Carlos Márquez, así como por varios sacerdotes en la capilla de la casa de convivencias. Monseñor Trino, durante la homilía y con ocasión de la fiesta litúrgica de la dedicación de la Basílica San Juan de Letrán, recordó que somos templo de Dios, llamados desde y en comunión con la Iglesia, a seguir al Señor y a así llevar una vida fructífera “generando fecundidad y fuerza; ese también es el sentido de la evangelización desde nuestro ministerio como obispos, sacerdotes y diáconos, saliendo a sanar y servir a aquellas personas y lugares y donde Dios quiere que vayamos. Estamos invitados a experimentar una fe vivida y anunciada fomentando siempre la comunión en la Iglesia desde el ministerio de Jesucristo en el cual fuimos insertados”. También recordó el pastor diocesano que la tarea del diácono debe conllevar al encuentro con el Señor, un Dios de amor, que en Cristo nos mostró cómo se ejerce el servicio y la caridad. “El ministerio debe ser para trabajar por el Reino; sean bienvenidos diáconos y sus esposas, que Nuestra Señora de la Paz renueve su amor hacia el ministerio del diaconado” finalizó Monseñor José Trinidad.
Oración, comunión y servicio
Por su parte Monseñor Carlos Márquez, obispo auxiliar de Caracas , quien tiene la particular experiencia de haber sido diácono permanente en la ciudad capital antes de recibir el presbiterado y luego el episcopado, compartió diversas enseñanzas con los diáconos, sus esposas y los sacerdotes que acompañaron el evento. Insistió en que el diácono está llamado a ser una persona de oración, que cuida y sirve en primer lugar a su familia; le debe caracterizar la humildad, el servicio permanente y desinteresado a la Iglesia en las personas, grupos y comunidades, una destacada comunión y obediencia a su obispo, así como la constante acción caritativa. Invitó a conocer y seguir el modelo de santidad del beato José Gregorio Hernández ejemplo de vida y fe para los venezolanos. Y que nuestro servicio sea también la esperanza de “vivir para siempre felices con Cristo en el Cielo” dijo el obispo en la eucaristía dominical para clausurar el evento.
“Familia diaconal en sinodalidad”
Hacía cinco años que no se realizaba de manera presencial este encuentro diaconal. La jornada fue el resultado de un arduo trabajo de preparación que resultó en una ocasión de comunión, compartir, servicio y espiritualidad para los diáconos y las esposas que participaron.
Familia diaconal en sinodalidad fue el lema del encuentro para este año . Entre los ponentes invitados, además de los dos obispos presentes y el padre Alexis Piña, intervinieron el presbítero Rubén Delgado, el diácono Rubén Perdomo, Erika de Gibson, Alba Rondón y Leonardo Devia.
Gratos e importantes momentos se vivieron dúrate el desarrollo del encuentro que además contó con tres actividades especiales: visita al Monumento a la Paz en Trujillo, peregrinación y Misa en el Santuario Niño Jesús del Dr. José Gregorio Hernández donde recibieron un pequeño presente de recuerdo y la jornada de la alegría el sábado por la noche. El evento culminó con el almuerzo a las doce del mediodía, el pasado domingo 12 de noviembre.
El diácono permanente en el Catecismo de la Iglesia Católica
1570 Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo (cf LG 41; AG 16). El sacramento del Orden los marco con un sello («carácter») que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo «diácono», es decir, el servidor de todos (cf Mc 10,45; Lc 22,27; San Policarpo de Esmirna, Epistula ad Philippenses 5, 25,2). Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad (cf LG 29; cf. SC 35,4; AG 16).
1571 Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia latina ha restablecido el diaconado «como un grado propio y permanente dentro de la jerarquía» (LG 29), mientras que las Iglesias de Oriente lo habían mantenido siempre. Este diaconado permanente, que puede ser conferido a hombres casados, constituye un enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia. En efecto, es apropiado y útil que hombres que realizan en la Iglesia un ministerio verdaderamente diaconal, ya en la vida litúrgica y pastoral, ya en las obras sociales y caritativas, «sean fortalecidos por la imposición de las manos transmitida ya desde los Apóstoles y se unan más estrechamente al servicio del altar, para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la gracia sacramental del diaconado» (AG 16).