Vicaría para las comunicaciones sociales.
Desde el viernes 18 al domingo 20 de agosto se realizó, por primera vez, el anhelado reencuentro entre los exalumnos que hicieron vida en nuestro Seminario Diocesano Sagrado Corazón de Jesús, especialmente cuando funcionaba como seminario menor.
El seminario está por cumplir 56 años de historia recibiendo alumnos desde 1967. En aquel año, llegado el décimo aniversario de la diócesis, Monseñor José León Rojas cristalizó el anhelo de inaugurar el Seminario Menor Sagrado Corazón de Jesús. Durante estas décadas la institución ha pasado por diversas etapas, la de seminario menor, que abarcaba solo el bachillerato, culminó en el 2000 y llegado el año 2005, siendo obispo Monseñor Vicente Hernández Peña, fue establecido como seminario mayor. Cientos de niños y jóvenes, provenientes de Trujillo pero también de diversas localidades del país, han residido en esta casa de formación sacerdotal. La institución ha sido pastoreada celosamente por cada uno de los obispos diocesanos.
La idea de encontrarse surgió entre algunos exseminaristas quienes desde enero del año 2019 se venían agrupando vía WhatsApp. Un primer intento se programó para el año 2022 pero fue en esta ocasión que cristalizó la idea. José Gregorio Castellanos, Javier Barrera, Irving Coronel, Francisco Aldana, entre otros, destacaron en la motivación y realización del reencuentro. Más de 30 exseminaristas participaron del evento, unos durante las tres jornadas y otros en algunos momentos concretos. Entre los presentes hubo quienes cursaron estudios hace más de 40, 30 o 20 años. Los participantes provenían de distintos lugares de la geografía trujillana pero también de Caracas, Barquisimeto, Cabimas, Caja Seca y otras ciudades. Entre los asistentes estuvieron varios sacerdotes que acompañaron y también celebraron la eucaristía.
En opinión de Francisco Aldana, quien participó todo el fin de semana, “el reencuentro sirvió para compartir, reconocerse y re historiar el pasado con el hermoso recuerdo de seguir siendo hermanos desde los distintos ambientes que cada uno desarrolla actualmente. Entre recuerdos, anécdotas y carcajadas se desarrolló un encuentro con 32 integrantes, entre ellos varios sacerdotes y dos queridos profesores; Luis Javier Hernández y María Gabriela. Lo hermoso del encuentro fue la gratitud y el cariño que sentimos por la que fue nuestra casa y Alma Mater por algunos años. Hubo un conversatorio, la celebración de la eucaristía por parte de los sacerdotes exalumnos, una charla muy amena por el Dr. Sirio Quintero, la cordial visita del padre Magdaleno Alvarez con un detalle para el recuerdo y la reliquia del beato José Gregorio Hernández, entre otros. El domingo nos despedimos con mucha nostalgia, pero también con un claro compromiso de institucionalizar los futuros reencuentros y apoyar por todos los medios que podamos al actual Seminario Mayor Sagrado Corazón de Jesús”.
Entre los invitados al evento destacó la presencia del padre Rubén Delgado, exalumno y actual rector del Seminario, quien también funge como vicario general de la diócesis.
Hubo igualmente la posibilidad de participar vía digital generándose un interesante intercambio a través de videos, audios, notas de voz y fotografías donde muchos de quienes no pudieron asistir personalmente animaron y hasta apoyaron económicamente el evento. Hasta los momentos el grupo de WhatsApp de exseminaristas está integrado por más de 80 participantes residentes en Venezuela, Colombia, México, España y Estados Unidos, entre otras naciones.
Durante la jornada hubo interesantes propuestas: realizar el evento anualmente, posiblemente cada tercer fin de semana de agosto; promocionar una asociación de exalumnos para apoyar el actual seminario; redactar y publicar las experiencias vividas por los asistentes; constituir un equipo coordinador para futuros encuentros.
Al finalizar las actividades hubo abundantes y emotivos testimonios, entre ellos el de Javier Barrera: “Me siento muy contento por haber compartido con todos y cada uno. No imaginaba estar con unas personas tan calidad, cada uno con su generosidad e increíbles personalidades, esa amabilidad. No se perdió lo aprendido en esa casa de estudios. Valió la pena esas líneas del profesor Hernández (una especie de castigo disciplinar que había en el seminario menor), esa humildad de ustedes. Yo estoy completamente a sus órdenes por aquí, ustedes son mi otra familia…”
El reencuentro culminó el domingo después de la Santa Misa con el almuerzo y despedida y con el compromiso de fortalecer la iniciativa.
